viernes, 13 de marzo de 2009

Funcionarios

No me siento un bicho raro si digo que no me caen bien los funcionarios. Hace pocos días salí de casa. Me había decidido por solicitar una de las 1.400 becas del MEC para estudiar un idioma en el país de origen, en este caso francés en Niza. Recorrí la ciudad en busca de información: Juventud, Educación, entidades bancarias, Atención al Ciudadano... Nada. Ya un poco cansada, llegué al PROP, oficina que gestiona asuntos para la Generalitat Valenciana, y le pregunté a una "señorita". No consultó ningún papel, no miró la web, no llamó por teléfono, no hizo nada de nada. Bueno sí, me decía que no podía ayudarme mientras terminaba de escribir un mensaje con el móvil y continuaba ¡limándose las uñas!
Salí de allí con pocas ganas de solucionar ninguno de los otros recados que llevaba apuntados en la mano, pero aún debía cerrar un asunto de bancos. Con cara de pocos amigos entré en una oficina de ING Direct. La gracia, la simpatía y la disponibilidad de Carolina, una de sus empleadas, me arregló el día.
¿Por qué se vuelven tan cómodos e inútiles los funcionarios? Miedo me da que ahora todos los jóvenes quieran trabajar para la Administración...

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